El amor es el principio central de la enseñanza de Jesús y constituye la base de nuestra fe. La caridad nos llama a amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, promoviendo la compasión, la solidaridad y el servicio desinteresado.

Cada ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios, y por lo tanto, posee una dignidad intrínseca e inalienable. La Iglesia Católica promueve el respeto y la protección de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, así como la defensa de los derechos humanos y la justicia social.

La Iglesia se esfuerza por construir un mundo más justo y pacífico. Promovemos la erradicación de la pobreza, la igualdad de oportunidades, el perdón y la reconciliación. La paz se alcanza a través de la promoción del diálogo, el respeto mutuo y la resolución pacífica de los conflictos.

Como cristianos, estamos llamados a buscar la verdad en todas sus dimensiones. La fe nos lleva a profundizar nuestra relación con Dios y a seguir sus enseñanzas. La Iglesia promueve la búsqueda de la verdad a través del estudio, la reflexión y la oración, fomentando un diálogo fecundo entre la fe y la razón.

La esperanza cristiana se basa en la confianza en la promesa de vida eterna que nos ofrece Dios. La misericordia es el rostro amoroso de Dios que se manifiesta en el perdón y la compasión hacia los demás. La Iglesia promueve la esperanza y la misericordia como fuentes de renovación espiritual y social.